SERIE DE APUNTES SOBRE DIVERSOS TEMAS DEL DERECHO Y LA POLÍTICA, APUNTES QUE SIN PRETENSIÓN ALGUNA ABORDAN VARIADOS TÓPICOS

Abelardo González Zamudio

lunes, 3 de diciembre de 2012

El Príncipe. Análisis conceptual.


Los conceptos de Política, Moral y Razón de Estado en Maquiavelo

Introducción:

Quién mejor que el propio Maquiavelo para introducirnos en la conceptualización realista de la política. Hablando de la patria, el florentino dice: “…cuando hay que resolver acerca de su salvación, no cabe detenerse por consideraciones de justicia o de injusticia, de humanidad o de crueldad, de gloria o de ignominia. Ante todo y sobre todo, lo indispensable es salvar su existencia y su libertad.”1

Maquiavelo es un realista de la política, lo deja en claro cuando expresa: “…me ha parecido más conveniente ir tras la verdad efectiva de la cosa que tras su apariencia,… muchos se han imaginado como existentes de veras a repúblicas y principados que nunca han sido vistos ni conocidos…”2 No es exagerado acoger la obra de Maquiavelo como la primera obra realista de política3 en oposición a las de filosofía política escritas por Platón, Aristóteles, Polibio, Cicerón, Agustín de Hipona, Tomás de Aquino y Marsilio de Padua. La obra de Maquiavelo es avalorativa, si acaso fue el primero que logró despojar el análisis de la política, de la influencia o visión religiosa y, por lo tanto, de la moral con que se le estudiaba con anterioridad a su tiempo, en ese sentido, toda vez que entiende y trasmite la política como un saber autónomo, distinto e incluso independiente de la religión y la moral, es un análisis científico-político, o, si se prefiere, de ciencia política. Como él mismo lo expresa, se alejó del cómo debe ser el Estado, para analizar y explicar el cómo es el Estado: “Queda ahora por analizar cómo debe comportarse un príncipe en el trato con súbditos y amigos. Y por que sé que muchos han escrito sobre el tema, me pregunto, al escribir yo ahora, si no seré tachado de presuntuoso, sobre todo al comprobar que en esta materia me aparto de sus opiniones.” 4


Moral y Razón de Estado

Dos son las razones en que fundamenta Maquiavelo lo que conocemos hoy como Razón de Estado5, su visión acerca de que los hombres son perversos por naturaleza6, y  su principalísima preocupación en relación con la preservación y la grandeza del Estado, que es el leitmotiv en y de El Príncipe. El pesimismo antropológico de Maquiavelo se hace patente en la sentencia: “… de la generalidad de los hombres se puede decir esto: que son ingratos, volubles, simuladores, cobardes ante el peligro y ávidos de lucro. Mientras les haces bien, son completamente tuyos,…pues… ninguna necesidad tienes de ello; pero cuando la necesidad se presenta se rebelan.”7 La preocupación por la conservación del estado, se encuentra plasmada y dispersa a todo lo largo de todo El Príncipe.

En función de las razones expuestas, Maquiavelo considera la labor del gobernante8 como la única y necesaria vía para dominar la natural perversidad del ser humano y el Estado como el ámbito de realización de ella, así, el gobernante no puede comportarse como cualquier hombre, porque le es debido, como labor última, conservar su estado. Al hombre de estado,9 para conservar su estado, le esta permitido recurrir a cualesquiera medios considere necesarios para su consecución; no importa si los medios de que se vale son basados en las leyes o, únicamente, en la fuerza, si son legítimos o repudiados, si son justos o injustos, si son nobles o viles, de acuerdo con Maquiavelo, tiene sólo dos maneras de lograrlo, una, con las leyes, otra, con la fuerza, la primera es la manera distintiva de hombre, la segunda de las bestias.10

Es en la segunda de estas maneras, la de la fuerza, distintiva de las bestias, en la cual queda claro el planteamiento y la conceptualización moral de Maquiavelo, la moral de la política, y no podría ser de otra forma, pues es la política, y no otra cosa, el objeto de análisis del florentino. Cuando el gobernante “… se ve obligado a comportarse como bestia, conviene que… se trasforme en zorro y en león, por que león no sabe protegerse de las trampas ni el zorro protegerse de los leones. [Cuando se es gobernante, se debe],… ser zorro para conocer las trampas y león para espantar a los lobos”11, de ahí que la moral que le aplica al gobernante no es la misma moral que la del resto de los hombres, no puede exigírsele que se comporte como se le exige que se comporte al gobernado.

Maquiavelo plantea la moral del Príncipe, no como una moral contraria a la moral del resto de los hombres, sino distinta, de otra especie; para él, la moral de la política es una moral realista, que es, y que no puede ser valorada en razón de juicios estimativos como: lo que debiera ser bueno, o justo. La moral política, condicionada por la lógica de la razón de estado, es decir, por la necesidad de conservar el estado, justifica, en el gobernante, la realización de actos que la moral común condenaría, en ese sentido, es una moral que no permite idealizar el deber ser.


Política, Poder y Fuerza

Maquiavelo distingue, con claridad, el ejercicio de la política de cualquier otro quehacer social del hombre, incluido, claro está, el espiritual. Plantea la política como el conjunto de las relaciones que enmarcan la lucha de los hombres por el poder, es decir la relación entre sujetos encontrados. En el príncipe, las formas de gobierno no son el tema central, de hecho, la discusión respecto a las mismas es despreciada por su autor: “Dejaré a un lado el discurrir sobre las repúblicas… Me dedicaré sólo a los principados,… establecer cómo pueden gobernarse y conservarse tales principados.”12

Por lo que hace al poder, conceptualiza este como el ejercicio de dominio sobre las cosas, incluidos territorios y semejantes. Hemos establecido líneas arriba la visión negativa que del hombre tiene Maquiavelo, en base a ello, en distintos momentos y a lo largo de El Príncipe, aconseja al gobernante disponer medios de coacción, incurrir en la infamia de  vicios necesarios13, ser más temido que amado14, o ser a la vez el zorro y el león15, todos estos señalamiento están encaminados no ha la consecución del poder, sino a la conservación del mismo, en ese sentido, más que un tratado de política, El Príncipe, es un tratado sobre el poder y la fuerza que se hace necesaria, en el ámbito de lo político, para la conservación de éste.

Finalmente, se hace inevitable valorar el concepto de fuerza, en relación con lo necesario de su uso, es decir, aun cuando Maquiavelo recomienda al gobernante ser prudente, si requiere usar la fuerza, debe hacerlo, porque esta es un instrumento de la razón de estado.16



 NOTAS: 
1.   Maquiavelo, Discursos Sobre La Primera Década De Tito Livio, Libro III, Capítulo XLI, en: Constitución WEB, blog publicado por Dres. Juan O. Pons y N. Florencia Pons Belmonte, pág web: http://constitucionweb.blogspot.mx/2011/07/discursos-sobre-la-primera-decada-de_11.html#more.
2.     Maquiavelo, El Príncipe, Editorial Porrúa, vigésima primera edición, México 2003, pág. 39.
3.   Para Maquiavelo como pionero del realismo político, véase Bobbio en el ensayo: Marx, el Estado y los clásicos, en Norberto Bobbio: El Filósofo y la Política, Antología a cargo de José Fernández Santillán, Fondo de Cultura Económica, México, 2002, pág. 77.
4.     Maquiavelo, El Príncipe, Editorial Porrúa, vigésima primera edición, México 2003, pág. 39.
5.     En toda su obra, Maquiavelo nunca alude a tal nominación. Omar Guerrero comenta, que de acuerdo con García Pelayo, fue Guiccardini hacia 1521 quien primero hizo uso del término razón de estado,  Notas sobre la Teoría de la Razón de estado, 1989, pág.35.
6.     Maquiavelo, op cit., pág. 43.
7.     Maquiavelo, Ibídem, pág. 42.
8.     Aludo al gobernante como sinónimo de: el príncipe en Maquiavelo, quien es, de acuerdo con Bobbio, “… en general cualquier detentador del sumo poder político”. Bobbio, op. cit. pág. 145
9.     Al príncipe, diría Maquiavelo
10.  Bobbio establece aquí el núcleo duro de la llamada doctrina de la razón de estado. Op. cit., pág. 145.
11.  Maquiavelo, op cit., pág. 44.
12. Maquiavelo, Ibídem, pág. 3. No hay, efectivamente, discusión alguna en El Príncipe, respecto a la comparación entre república y monarquía.
13.  Maquiavelo, El Príncipe, capítulo XV.
14.  Maquiavelo, El Príncipe, capítulo XVII.
15.  Maquiavelo, El Príncipe, capítulo XVIII.
16.  Maquiavelo, El Príncipe, capítulo XIX.




BIBLIOGRAFÍA:

  • Bobbio Norberto, MARX, EL ESTADO Y LOS CLÁSICOS, El Filósofo y la Política, Antología, José Fernández Santillán, Fondo de Cultura Económica, México, 2002.
  • Braun, Rafael. Reflexión política y pasión humana en el realismo de Maquiavelo, En publicación: Fortuna y Virtud en al República Democrática. Ensayos sobre Maquiavelo. Tomás Várnagy Clacso, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina, 2000. Disponible en la web: http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/mauiavelo/braun.pdf
  • Guerreo, Omar, Notas sobre la Teoría de la Razón de estado, Revista de la Academia de la Investigación Científica, Colegio, México, 1989, Vol. 40, Núm. 1, p. 31 a 38.
  • Maquiavelo, DISCURSOS SOBRE LA PRIMERA DÉCADA DE TITO LIVIO, Libro III, Capítulo XLI, en: Constitución WEB, publicado por Dres. Juan O. Pons y N. Florencia Pons Belmonte, pág. web: http://constitucionweb.blogspot.mx/2011/07/discursos-sobre-la-primera-decada-de_11.html#more.
  • Maquiavelo, EL PRÍNCIPE, Editorial Porrúa, vigésima primera edición, México 2003.

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