SERIE DE APUNTES SOBRE DIVERSOS TEMAS DEL DERECHO Y LA POLÍTICA, APUNTES QUE SIN PRETENSIÓN ALGUNA ABORDAN VARIADOS TÓPICOS

Abelardo González Zamudio

miércoles, 19 de diciembre de 2012

El otro Maquiavelo


Brevísimo análisis sobre las convergencias entre los Discursos sobre la Primera Década de Tito Livio y El Príncipe


Introducción

Este trabajo busca adentrarse en el análisis de los Discursos sobre la primera década de Tito Livio. Se trata de un intento por entender y explicar algunos conceptos plasmados por Maquiavelo, el padre de la ciencia política, en una obra menos difundida que El Príncipe, pero con una mayor erudición analítica.

El lector de los Discursos se encuentra con Maquiavelo republicano; un Maquiavelo que ve, en la república, la mejor de las formas de gobierno1, y que es, así planteada, aquella en la cual el hombre puede alcanzar la plenitud de la vida.

La primera idea que salta, al saber que se analiza una obra equidistante a El Príncipe, es obviar la ausencia de puntos convergentes entre las mismas y dedicar el análisis a las divergencias. Se es presa fácil de la idea de que los Discursos son las antípodas de la más famosa obra del florentino; sin embargo, el pesimismo antropológico, la preocupación por la grandeza del Estado y el realismo político, son, no sólo convergentes, sino el leitmotiv de ambas obras.

El príncipe y los Discursos, los Discursos y El Príncipe, dos análisis políticos, un sólo politólogo. Este es el punto de partida.

Palabras clave: Maquiavelo, Moral en Maquiavelo, El Príncipe, Discursos sobre la Primera Década de Tito Livio, Realismo Político, Realismo en Maquiavelo.


De las formas de Gobierno

Aun cuando en el desarrollo del capítulo II, en el libro primero, de los Discursos sobre la Primera Década de Tito Livio, Maquiavelo, al hacer el análisis de las formas de gobierno, señala que con anterioridad a él “…algunos de los que han escrito de las repúblicas distinguen tres clases de gobierno… monárquico, aristocrático y democrático…  [y que]2Otros … clasifican las formas de gobierno en seis, tres … pésimas y … tres buenas … [y qué estas últimas] …son las antes citadas; [y] las tres malas son degradaciones de ellas, … porque la monarquía con facilidad se convierte en tiranía; el régimen aristocrático en oligarquía, y el democrático en licencia.3, para el florentino, la forma ideal de gobernar una república es: “estableciendo un régimen mixto que de todas participe, el cual será más firme y estable; porque en una constitución donde coexistan la monarquía, la aristocracia y la democracia, cada uno de estos poderes vigila y contrarresta los abusos de los otros.4

Es importante destacar que Maquiavelo es, de los autores políticos, quien primero hace una clara distinción entre Estado y gobierno, así, al inicio de El Príncipe, nos dice: “Todos los Estados,…, han sido y son repúblicas o principados5; en cuanto a los gobiernos, en el caso de la república sigue la clásica división citada en el párrafo precedente, agregando la forma mixta de gobierno, como la mejor para la misma. Por cuanto hace al principado o monarquía, disgrega con claridad el principado constituido por: “Los nobles, cuando comprueban que no pueden resistir al pueblo,…” del constituido por “El pueblo, cuando a su vez comprueba que no puede hacer frente a los grandes,…” y que bien podemos llamar: principado aristocrático, al primero, y principado democrático, al segundo6.

Maquiavelo reduce a dos las formas del Estado: o se es una república y o se es una monarquía.7

Adelantándose a la doctrina del contrato social, a la que da fundamento con su pesimismo antropológico, Maquiavelo basa la necesidad existencial del gobierno, y con ello su legitimación, en dos razones: por un lado en el requerimiento de poner orden a la ambición y las pasiones humanas, que ven por lo individual, antes del bien del Estado, y por el otro, en que es este el único instrumento que asegura la libertad.8


Grandeza del Estado

Reconocido es que el método maquiavélico se basa en el análisis histórico y el estudio de casos. En el análisis de la república, como forma de Estado, toma como referente principal la república romana, y, consistente con su mayor preocupación política, la expone como el ejemplo a seguir si se pretende la grandeza del Estado.

La grandeza de la república romana puede apreciarse desde dos aspectos: la grandeza del Estado y la grandeza del pueblo. Roma, vista por Maquiavelo fue grande en ambos casos.

No es la fortuna o el valor lo que engrandece a Roma, o al menos no son sólo ellos. La libertad es, en Maquiavelo, el rasgo superior que permite el engrandecimiento de un pueblo: “…sólo cuando hay libertad aumentan el poder y la riqueza de los ciudadanos. …cuánta fue la grandeza de Atenas en el espacio de cien años, después que se libró de la tiranía de Pisistrato, y aún es más maravillosa la de Roma después que abolió la monarquía.9, y tal engrandecimiento sólo puede darse en las repúblicas, toda vez que: “No es el bien particular, sino el bien común lo que engrandece los pueblos, y al bien común únicamente atienden las repúblicas. …[ya que]… En ellas sólo se ejecuta lo encaminado al provecho público, aunque perjudique a algunos particulares; pues son tantos los beneficiados que imponen las resoluciones a pesar de la oposición de los pocos a quienes dañan.”10

Por lo que hace al Estado romano, Maquiavelo es claro al establecer como causas del mismo, la virtud de sus gobernantes al permitirle hacerse populosa, “Los que deseen que una ciudad llegue a tener grandes dominios deben procurar por todos los medios hacerla populosa,… Esto se consigue de dos modos: por atracción cariñosa, o por la fuerza.”, [y], “…se observaron en Roma estos dos principios.11, y las alianzas que realizó Roma con otros estados, establece, en ese sentido, que Roma es ejemplo del sistema de alianzas con los pueblos conquistados, “y así logró poder tan grande. Por ser el único estado que constantemente siguió estas reglas fue el único en llegar a tanta dominación12.

De acuerdo con Maquiavelo, la república romana, al forjar ambas cosas, es decir, al volverse populosa y, en la conquista, al aliarse con los conquistados, mediante la preservación de la superioridad de mando, y la capitalidad e iniciativa en las empresas, logró un poder tan grande que los pueblos conquistados, al volverse ciudadanos romanos de pleno derecho, contribuyeron, ya tributando, ya guerreando, en favor del engrandecimiento de Roma.13


Virtud Política

En cuanto a la virtud política Maquiavelo plantea, en los Discursos, como en El Príncipe, que virtuoso es el empleo de poner toda la voluntad posible, y de tener la capacidad suficiente para hacer todo lo necesario en pos de la grandeza del Estado, incluyendo, por supuesto, la determinación de actuar haciendo el mal si la ocasión lo amerita, lo cual vale igual en la república como en el principado.

La prudencia y el valor aplicados a la conservación y grandeza del Estado, aparecen como las virtudes políticas de mayor reconocimiento por parte del florentino, así, plantea en los Discursos: “Digna de censura es la violencia que destruye, no la [prudente] violencia que reconstruye” [por ello], “…Rómulo, por la muerte de Remo y de Tacio, no merece censura, sino absolución.”14, y en El Príncipe: “Trate, pues, un príncipe de vencer y conservar el Estado, que los medios siempre serán honorables y loados por todos;…15 o, más específico aún,  cuando de mantener al Estado se trata, aún las acciones crueles, son virtuosas si en su uso: “… depende [la conservación del Estado] del bueno o mal uso que se hace de la crueldad. Llamaría bien empleadas a las crueldades (si a lo malo se lo puede llamar bueno) cuando se aplican de una sólo vez por absoluta necesidad de asegurarse [el Estado], y cuando no se insiste en ellas, sino, por el contrario, se trata de que las primeras se vuelvan todo lo beneficiosas posible para los súbditos.”16

Aceptable y virtuoso es el uso de la violencia, si ella es necesaria para la fundación, consolidación y preservación de la república, para Maquiavelo, por “regla general… nunca o rara vez ocurre que una república o reino sea bien organizada en su origen o completamente reformada su constitución sino por una sola persona,… indispensable que de uno solo dependa el plan de organización y la forma de realizarla.17, es decir, la fundación debe correr a cargo de uno, y, para ello debe ser lo suficientemente prudente para tener “más en cuenta el bien común que su privado provecho,… mas a la patria común que a su propia sucesión,… [y en este ejercicio virtuoso de fundación] Ningún hombre sabio censurará el empleo de algún procedimiento extraordinario…; pero conviene al fundador que, cuando el hecho le acuse, el resultado le excuse18


Anotación final

Al tenor del realismo discursivo que impregna a los Discursos y a El Príncipe, Maquiavelo es siempre congruente en su análisis político: el hombre es, por naturaleza, un ser pasional; para que pueda vivir en sociedad y en libertad, le es necesario organizar un Estado y, en consecuencia, un gobierno; en el ejercicio de gobierno, la moral política legitima la utilización de la fuerza, aún la ilícita, si con ella se persigue la conservación y grandeza del Estado; cuando el ejercicio de fuerza es prudente y beneficioso para los gobernados, para el bien común, el gobernante actúa con virtud política; siendo la república mixta, la mejor forma de Estado, por ser la única en la cual el hombre puede vivir en plenitud.   

La obra de Maquiavelo requiere de ser revisada y analizada de forma conjunta y no por separado, el realismo en El Príncipe lleva a visualizar a Maquiavelo como un adepto a la monarquía, los Discursos dicen los contrario.

Es, entonces, menester corregir: El príncipe y los Discursos, los Discursos y El Príncipe, un análisis político, un mismo politólogo.


Notas
  1. Maquiavelo, Discursos., Libro II, Capítulo I
  2. El entre corchetes es mío.
  3. Maquiavelo, Discursos Sobre La Primera Década De Tito Livio, Libro I, Capítulo II, en: Constitución WEB, blog publicado por Dres. Juan O. Pons y N. Florencia Pons Belmonte, pág web: http://constitucionweb.blogspot.mx/2011/07/discursos-sobre-la-primera-decada-de_11.html#more.
  4. Maquiavelo, Discursos., Libro I, Capítulo II.
  5. Maquiavelo, El Príncipe, Editorial Porrúa, vigésima primera edición, México 2003, capítulo I, pág. 3.
  6. Maquiavelo, El Príncipe, op. cit. Capítulo IX, págs. 24 y 25.
  7. Principado, en palabras de Nicolás de Maquiavelo.
  8. Maquiavelo, Discursos., Libro I, Capítulo L y ss.
  9. Maquiavelo, Discursos., Libro II, Capítulo I
  10. Maquiavelo, Ibídem.
  11. Maquiavelo, Discursos, Libro II, Capítulo III.
  12. Maquiavelo, Ibídem.
  13. Maquiavelo, Ibíd.
  14. Maquiavelo, Discursos, Libro II, Capítulo IV.
  15. Maquiavelo, El Príncipe, op. cit. pág. 46.
  16. Maquiavelo, El Príncipe, op. cit. págs. 23 y 24.
  17. Maquiavelo, Discursos, Libro I, Capítulo IX.
  18. Maquiavelo, Ibídem.




BIBLIOGRAFÍA:


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