Aversión al Debate.
Tarde, han pasado casi dos meses
desde su publicación, me he encontrado con un comentario de Jesús Silva-Herzog Márquez
en su blog. La tardanza no le resta importancia, muy al contrario, reconoce, vía
el retome tardío, lo vital que encierra el análisis.
Consistente es mi insistencia en el aula universitaria, respecto al
contenido de referentes que conlleva cualquier conceptualización en el terreno
de las ciencias sociales. La Democracia, como categoría política, debe ser analizada bajo el rigor lógico de las ciencias y siempre ser referenciada a sus
elementos esenciales, a saber: participación, deliberación y consenso. La
falta, ninguneo o seria afectación a cualquiera de los referentes, implican un
cambio de categoría, es decir, estaremos hablando de “algo” distinto a la
democracia, no de ella.
En éste sentido reviste
importancia lo comentado por el maestro Silva-Herzog Márquez: “La aversión a la polémica no es, desde luego, un vicio
exclusivo de la clase política. El repudio es nacional. Es infrecuente entre
nosotros que el desacuerdo sea un juego de inteligencia, de razón y, por
supuesto, de humor. Una partida que acepta y anticipa la jugada del otro, es
decir, que reconoce su derecho a la réplica. Un juego que entiende que la
discrepancia implica rivalidad pero no es una declaración de guerra. Discutir
parece actividad de mal gusto, una agresión, una insolencia. Debatir es
arruinar la fiesta de lugares comunes, vaguedades, evasivas y demás tributos a
la falsa fraternidad. La aversión a la polémica nos lleva, así, de la etiqueta
más barroca a la riña más pedestre.”
¿Dónde queda entonces la
democracia cuando la sociedad que pretende erigirse como demócrata, rehúye el debate, siente pánico ante la posibilidad de tener que, o el deber
de debatir? ¿Queda reducida sólo al espacio de la política profesional? NO. En México la
democracia no es en realidad en el sistema o régimen político,
prueba de ellos son la propia Constitución Federal y las leyes electorales, que
en lugar de propugnarla la inhiben, obstaculizan y aún, la suprimen. Sin
deliberación, sin debate público, un régimen político es algo muy distinto a
la esencia del ser democrático.
Para la lectura completa del
cometario:
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