Voto razonado y
elecciones auténticas. De
John M. Ackerman
Dos puntos fundamentales a resaltar:
1) Sentencia el investigador el IIJ-UNAM: “La mera celebración de
elecciones no es suficiente para legitimar el ejercicio del poder público.”
Éste es uno de los temas, si no es que el tema,
más escabroso de la teoría democrática. Afirmar, o pensar, que es mediante
elecciones periódicas y libres como se conforma una democracia, no es más que
una corta pretensión. En la democracia intiman tres rasgos esenciales, a saber,
deliberación, participación y consenso, el voto activo, ejercicio de elección
de gobernantes, es sólo uno de los aspectos de la participación, no implica,
sin embargo, todo el espectro de la misma, aquí se desarrollan los procesos de
formación y toma de decisiones mediante plebiscito y referéndum, por ejemplo.
2) Exige, por otro lado que el organizador del
proceso electoral genere condiciones que fomenten, de nueva cuenta, la
participación, pero también la deliberación, y no sólo entre los actores
políticos activistas, también entre los ciudadanos: “El IFE existe no
solamente para contar boletas electorales, sino también para facilitar un
contexto de participación y exigencia ciudadanas que obligue a los candidatos a
rendir cuentas a la sociedad y a proporcionar suficiente información para el
ejercicio de un voto razonado.” … “el IFE también debería…
convocar a debates ciudadanos sobre la problemática nacional. No hace falta que
esté presente ninguno de los candidatos para que los ciudadanos reflexionen
sobre la coyuntura y analicen las propuestas de los partidos.”
Puede leerse el artículo de John M. Ackerman,
en Proceso: http://ht.ly/9lTbq o seguirle en Twitter:
@JohnMAckerman
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