Brevísimo análisis sobre las convergencias entre los Discursos sobre la Primera Década de Tito Livio y El Príncipe
Introducción
Este trabajo busca adentrarse en el análisis de los Discursos
sobre la primera década de Tito Livio. Se trata de un intento por entender
y explicar algunos conceptos plasmados por Maquiavelo, el padre de la ciencia
política, en una obra menos difundida que El Príncipe, pero con una mayor
erudición analítica.
El lector de los Discursos se encuentra con Maquiavelo republicano; un Maquiavelo
que ve, en la república, la mejor de las formas de gobierno1, y que
es, así planteada, aquella en la cual el hombre puede alcanzar la plenitud de
la vida.
La primera idea que salta,
al saber que se analiza una obra equidistante a El Príncipe, es obviar la ausencia de
puntos convergentes entre las mismas y dedicar el análisis a las divergencias. Se
es presa fácil de la idea de que los Discursos son
las antípodas de la más famosa obra del florentino; sin embargo, el pesimismo
antropológico, la preocupación por la grandeza del Estado y el realismo político,
son, no sólo convergentes, sino el leitmotiv de ambas obras.
El
príncipe y los Discursos,
los Discursos y El Príncipe, dos análisis políticos, un sólo politólogo. Este es el punto de partida.
Palabras clave: Maquiavelo, Moral en Maquiavelo, El Príncipe, Discursos sobre la Primera Década de Tito Livio, Realismo Político, Realismo en Maquiavelo.
De las formas de Gobierno
Aun cuando en el desarrollo
del capítulo II, en el libro primero, de los Discursos sobre la Primera Década de Tito Livio, Maquiavelo, al
hacer el análisis de las formas de gobierno, señala que con anterioridad a él “…algunos de los que han
escrito de las repúblicas distinguen tres clases de gobierno… monárquico,
aristocrático y democrático… [y que]2 …Otros … clasifican las formas
de gobierno en seis, tres … pésimas y … tres buenas … [y qué
estas últimas] …son las antes citadas; [y] las tres malas son
degradaciones de ellas, … porque la monarquía con facilidad se convierte en
tiranía; el régimen aristocrático en oligarquía, y el democrático en licencia.”3,
para el florentino, la forma ideal de gobernar una república es: “estableciendo un régimen
mixto que de todas participe, el cual será más firme y estable; porque en una
constitución donde coexistan la monarquía, la aristocracia y la democracia,
cada uno de estos poderes vigila y contrarresta los abusos de los otros.”4
Es importante destacar que
Maquiavelo es, de los autores políticos, quien primero hace una clara
distinción entre Estado y gobierno, así, al inicio de El Príncipe, nos dice: “Todos los Estados,…, han sido y son repúblicas o principados”5;
en cuanto a los gobiernos, en el caso de la república sigue la clásica división
citada en el párrafo precedente, agregando la forma mixta de gobierno, como la
mejor para la misma. Por cuanto hace al principado o monarquía, disgrega con
claridad el principado constituido por: “Los nobles, cuando comprueban que no pueden resistir al pueblo,…”
del constituido por “El pueblo, cuando a su vez comprueba que no puede hacer frente a los
grandes,…” y que bien podemos llamar: principado aristocrático, al
primero, y principado democrático, al segundo6.
Maquiavelo reduce a dos las formas
del Estado: o se es una república y o se es una monarquía.7
Adelantándose a la doctrina
del contrato social, a la que da fundamento con su pesimismo antropológico,
Maquiavelo basa la necesidad existencial del gobierno, y con ello su
legitimación, en dos razones: por un lado en el requerimiento de poner orden a
la ambición y las pasiones humanas, que ven por lo individual, antes del bien
del Estado, y por el otro, en que es este el único instrumento que asegura la
libertad.8
Grandeza del Estado
Reconocido es que el método
maquiavélico se basa en el análisis histórico y el estudio de casos. En el
análisis de la república, como forma de Estado, toma como referente principal
la república romana, y, consistente con su mayor preocupación política, la
expone como el ejemplo a seguir si se pretende la grandeza del Estado.
La grandeza de la república romana
puede apreciarse desde dos aspectos: la grandeza del Estado y la grandeza del
pueblo. Roma, vista por Maquiavelo fue grande en ambos casos.
No es la fortuna o el valor
lo que engrandece a Roma, o al menos no son sólo ellos. La libertad es, en
Maquiavelo, el rasgo superior que permite el engrandecimiento de un pueblo: “…sólo cuando hay libertad
aumentan el poder y la riqueza de los ciudadanos. …cuánta fue la grandeza de
Atenas en el espacio de cien años, después que se libró de la tiranía de
Pisistrato, y aún es más maravillosa la de Roma después que abolió la
monarquía.”9, y tal engrandecimiento sólo puede darse en
las repúblicas, toda vez que: “No es el bien particular, sino el bien común lo que engrandece los
pueblos, y al bien común únicamente atienden las repúblicas. …[ya
que]… En ellas sólo se
ejecuta lo encaminado al provecho público, aunque perjudique a algunos
particulares; pues son tantos los beneficiados que imponen las resoluciones a
pesar de la oposición de los pocos a quienes dañan.”10
Por lo que hace al Estado
romano, Maquiavelo es claro al establecer como causas del mismo, la virtud de
sus gobernantes al permitirle hacerse populosa, “Los que deseen que una ciudad llegue a tener grandes dominios deben
procurar por todos los medios hacerla populosa,… Esto se consigue de dos modos:
por atracción cariñosa, o por la fuerza.”, [y], “…se observaron en Roma
estos dos principios.”11, y las alianzas que realizó
Roma con otros estados, establece, en ese sentido, que Roma es ejemplo del sistema
de alianzas con los pueblos conquistados, “y así logró poder tan grande. Por ser el único estado que constantemente
siguió estas reglas fue el único en llegar a tanta dominación”12.
De acuerdo con Maquiavelo, la
república romana, al forjar ambas cosas, es decir, al volverse populosa y, en
la conquista, al aliarse con los conquistados, mediante la preservación de la
superioridad de mando, y la capitalidad e iniciativa en las empresas, logró un
poder tan grande que los pueblos conquistados, al volverse ciudadanos romanos
de pleno derecho, contribuyeron, ya tributando, ya guerreando, en favor del
engrandecimiento de Roma.13
Virtud Política
En cuanto a la virtud
política Maquiavelo plantea, en los Discursos,
como en El Príncipe, que virtuoso es
el empleo de poner toda la voluntad posible, y de tener la capacidad suficiente
para hacer todo lo necesario en pos de la grandeza del Estado, incluyendo, por
supuesto, la determinación de actuar haciendo el mal si la ocasión lo amerita, lo
cual vale igual en la república como en el principado.
La prudencia y el valor aplicados
a la conservación y grandeza del Estado, aparecen como las virtudes políticas de
mayor reconocimiento por parte del florentino, así, plantea en los Discursos: “Digna de censura es la violencia que destruye, no la [prudente] violencia que
reconstruye” [por ello], “…Rómulo, por la muerte de Remo y de Tacio, no merece censura, sino
absolución.”14, y en El Príncipe: “Trate, pues, un príncipe de vencer y conservar el Estado, que los medios siempre
serán honorables y loados por todos;…”15 o, más
específico aún, cuando de mantener al Estado
se trata, aún las acciones crueles, son virtuosas si en su uso: “… depende [la
conservación del Estado] del bueno o mal uso que se hace de la crueldad. Llamaría bien empleadas a
las crueldades (si a lo malo se lo puede llamar bueno) cuando se aplican de una
sólo vez por absoluta necesidad de asegurarse [el
Estado], y cuando no se
insiste en ellas, sino, por el contrario, se trata de que las primeras se
vuelvan todo lo beneficiosas posible para los súbditos.”16
Aceptable y virtuoso es el
uso de la violencia, si ella es necesaria para la fundación, consolidación y
preservación de la república, para Maquiavelo, por “regla general… nunca o rara vez ocurre que una república o reino sea bien
organizada en su origen o completamente reformada su constitución sino por una
sola persona,… indispensable que de uno solo dependa el plan de organización y
la forma de realizarla.”17, es decir, la fundación
debe correr a cargo de uno, y, para ello debe ser lo suficientemente prudente
para tener “más en cuenta el bien común que su privado provecho,… mas a la patria
común que a su propia sucesión,… [y en este ejercicio
virtuoso de fundación] Ningún hombre sabio censurará el empleo de algún procedimiento
extraordinario…; pero conviene al fundador que, cuando el hecho le acuse, el
resultado le excuse”18
Anotación final
Al tenor
del realismo discursivo que impregna a los Discursos
y a El Príncipe, Maquiavelo es siempre
congruente en su análisis político: el hombre es, por naturaleza, un ser
pasional; para que pueda vivir en sociedad y en libertad, le es necesario organizar
un Estado y, en consecuencia, un gobierno; en el ejercicio de gobierno, la
moral política legitima la utilización de la fuerza, aún la ilícita, si con
ella se persigue la conservación y grandeza del Estado; cuando el ejercicio de
fuerza es prudente y beneficioso para los gobernados, para el bien común, el
gobernante actúa con virtud política; siendo la república mixta, la mejor forma
de Estado, por ser la única en la cual el hombre puede vivir en plenitud.
La obra de Maquiavelo requiere
de ser revisada y analizada de forma conjunta y no por separado, el realismo
en El Príncipe lleva a visualizar a Maquiavelo como un adepto a la monarquía,
los Discursos dicen los contrario.
Es, entonces, menester corregir: El príncipe y los Discursos, los Discursos
y El Príncipe, un análisis político,
un mismo politólogo.
Notas
- Maquiavelo, Discursos., Libro II, Capítulo I
- El entre corchetes es mío.
- Maquiavelo, Discursos Sobre La Primera Década De Tito Livio, Libro I, Capítulo II, en: Constitución WEB, blog publicado por Dres. Juan O. Pons y N. Florencia Pons Belmonte, pág web: http://constitucionweb.blogspot.mx/2011/07/discursos-sobre-la-primera-decada-de_11.html#more.
- Maquiavelo, Discursos., Libro I, Capítulo II.
- Maquiavelo, El Príncipe, Editorial Porrúa, vigésima primera edición, México 2003, capítulo I, pág. 3.
- Maquiavelo, El Príncipe, op. cit. Capítulo IX, págs. 24 y 25.
- Principado, en palabras de Nicolás de Maquiavelo.
- Maquiavelo, Discursos., Libro I, Capítulo L y ss.
- Maquiavelo, Discursos., Libro II, Capítulo I
- Maquiavelo, Ibídem.
- Maquiavelo, Discursos, Libro II, Capítulo III.
- Maquiavelo, Ibídem.
- Maquiavelo, Ibíd.
- Maquiavelo, Discursos, Libro II, Capítulo IV.
- Maquiavelo, El Príncipe, op. cit. pág. 46.
- Maquiavelo, El Príncipe, op. cit. págs. 23 y 24.
- Maquiavelo, Discursos, Libro I, Capítulo IX.
- Maquiavelo, Ibídem.
BIBLIOGRAFÍA:
- Maquiavelo, DISCURSOS SOBRE LA PRIMERA DÉCADA DE TITO LIVIO, Libro III, Capítulo XLI, en: Constitución WEB, publicado por Dres. Juan O. Pons y N. Florencia Pons Belmonte, pág. web: http://constitucionweb.blogspot.mx/2011/07/discursos-sobre-la-primera-decada-de_11.html#more.
- Maquiavelo, EL PRÍNCIPE, Editorial Porrúa, vigésima primera edición, México 2003.