Características del
conocimiento científico
El conocimiento científico tiene como
principales características: la racionalidad, la objetividad1 y la universalidad2.
En su parte racional, el conocimiento
científico está caracterizado por a) la
precisión3, es decir el
conocimiento exacto del entorno en el cual se desarrolla, o con Bunge (La Ciencia, su método y su filosofía, pág.
9) “que
muestra coherencia con un sistema de ideas aceptado previamente” y, b) por el uso de una terminología o
lenguaje propio mediante el uso de conceptos, juicios y raciocinios4.
Respecto a este punto Sartori establece que el lenguaje de la ciencia debe
ser conceptualizado, crítico y especializado, pero además, debe permitir la acumulabilidad y la repetibilidad.5
La objetividad de la ciencia es, tal vez, la
característica más controvertida, al menos la más discutida, o, en un intento de
minimización, la más polemizada6.
La wertfreiheit7, que puede traducirse
en una primera acepción, como neutralización de los valores, es decir como regla
instrumental, o con Sartori como “principio regulador”8; o en un segundo término, como
cancelación de valores, es decir, de nuevo Sartori, como “principio
epistemológico”9, o, incluso, como consideración
ontológica, “principio constitutivito… línea divisoria entre lo que es, y lo
que no es la ciencia”10, o coloquialmente, en el evitar contaminar la actividad
científica con sensaciones, imágenes, pautas de conducta, idiosincrasia,
cultura, socialización, prácticas, etc., es, desde un punto de vista
estrictamente apegado a la realidad, una falacia, cuando no una simple fantasía.
En la opinión de Rosalío López Durán, la
objetividad, adoptada como valor absoluto de la cientificidad, es el camino que
evita los condicionamientos en la adquisición del conocimiento, ¿pero tal
teoría resulta verdadera en la empeiria aristotélica11, es decir, en
el mundo que existe, en la comunidad de lo real? De acuerdo con el doctor Francisco Covarrubias
del IPN “El
conocimiento científico es objetivo o
puede serlo si sale bien librado de las pruebas verificatorias de la teoría
desde la cual se construyó.”12, pero no porque el científico se haya
despojado de la carga valorativa acumulada a lo largo de su existencia: “Las formas y
contenidos de los objetos reales sean estos naturales o sociales, depende más
de la concepción ontológica del sujeto que del ser en sí, por lo que al existir
múltiples racionalidades científicas, existen o pueden existir múltiples
maneras de pensar y concebir teóricamente los objetos reales.”13
En mismo sentido Sartori: “En el dominio
epistemológico, me parece difícil sostener que un saber científico depende en
primerísimo y determinante lugar de su no valorabilidad. Quien eleva la
Wertfreiheit a la categoría de requisito primario y sine qua non de la
cientificidad, peca de exageración y hasta de simplismo.”14; Weber,
para quien el científico debe, ante todo, tener claridad, a fin de que se
encuentre en posibilidad de discernir entre las diversas posturas prácticas que
deben adoptarse para afrontar un problema de importancia; la claridad le
permite hacer a un lado sus propios juicios de valor respecto al problema a
resolver, pero también respecto del propio trabajo científico. Siguiendo a
Weber, aun cuando al científico no le es posible desprenderse de sus juicios de
valor, en aras de su trabajo, sí debe intentar ningunear sus supuestos previos
y renunciar a sus creencias, de otra manera corre el riego de empañar su
trabajo, en caso contrario “…donde quiera que un hombre de ciencia permite la introducción
de sus propios juicios de valor, renuncia a tener una comprensión plena del
tema que trata”15; y Bunge, para quien la objetividad trata únicamente de que la
actividad científica “concuerda aproximadamente con su objeto; vale decir que busca
alcanzar la verdad fáctica, y [que] verifica la adaptación de las ideas a los
hechos”16 estamos de nueva cuenta en el principio: la objetividad de la
ciencia como regla instrumental o principio regulador, y no como consideración
ontológica o principio constitutivo.
Finalmente, la combinación de precisión, uso de
categorías, conceptos, hipótesis etc., y la no valorabilidad de acuerdo con un
método y cobijado por una metodología, es lo que permite considerar la
universalidad de la ciencia como conocimiento; aquí, es posible distinguir
entre la universalidad como validez geográfica exhaustiva, que vale en
cualquier lugar, y universalidad, en el sentido aristotélico, es decir como un
continuum que se expresa mediante “[el]17 discurso en el que
ciertas cosas habiendo sido establecidas, alguna otra… se sigue por necesidad”18
Metodología y método
En busca del entendimiento acerca de la
metodología y el método, es posible partir de definiciones simples. Mientras
por método es factible
identificar la actividad científica como conjunto de pasos, o de procesos, que
conforman el camino u objetivo al que el científico quiera llegar, y se
presenta como parte del modelo paradigmático de cada campo científico, que
permite al sujeto de la actividad científico comprobar o refutar teorías; por metodología es posible
conceptualizar el conocimiento teórico de técnicas, experimentos, análisis, y juicios,
es decir, al proceso abstracto de se da entre el científico como sujeto de la
actividad científica, y el objeto de la ciencia, en otras palabras la lógica de
la ciencia.
En la construcción de la definición de método científico López Durán recurre a
las superadas definiciones del método como una serie de pasos19, para
más adelante enlazarlo al “propósito específico de la obtención de conocimiento con ciertas
características”20 La mejor definición de método
científico nos las da Mario Bunge “lo que hoy se llama método científico no es ya una lista de
recetas para dar con las respuestas correctas a las preguntas científicas, sino
el
conjunto de procedimientos por los cuales a se plantean los problemas científicos y b se ponen a prueba las hipótesis
científicas.”21,
se trata pues de un saber instrumental, de la respuesta a ¿cómo se hace
ciencia?
Por otra parte, hablamos, metodología: en términos de una teoría, es decir, del
estudio de algo, en este caso de aquel saber instrumental, es, pues, la teoría
de la investigación. Respecto a ella, Mario Bunge señala dos características:
a) “es
descriptiva en la medida en que descubre pautas en la investigación científica”
y b) “es normativa en la
medida en que muestra cuáles son las reglas de procedimiento que pueden
aumentar la probabilidad de que el trabajo sea fecundo”.22 En el
mismo sentido, como teoría de conocimiento científico, López Durán cita a
Roberto Miguelez.23 y a Abbagramo quien especificando aborda la
metodología como “el análisis de las condiciones y los límites de validez de los
procedimientos de investigación, y de los instrumentos lingüísticos del saber
científico”24, para establecer finalmente su propia definición: “Estudio del método
o de los sistemas generales del conocimiento y de su aplicación en la
investigación científica.”25
Positivismo
Dada su notaria alusión como método de
investigación científica, siempre es importante abordar, así sea de manera
somera, el análisis del positivismo. De acuerdo con Carlos-Ulises Moulines26,
el positivismo más que un conjunto de tesis establecidas, consiste en una
determinada actitud mediante la cual se asume la forma de construir el
conocimiento, actitud que ha evolucionado durante mucho en el tiempo, es decir,
que se encuentra vigente aun en nuestro días. En ese sentido en los fundamentos
de tal actitud se encuentra la premisa base de que partiendo de los hechos
observables, y sometidos los mismos a
estudio mediante el método científico,
es como se llega o construye el único conocimiento verdadero, a saber, el conocimiento
científico.
El positivismo, como teoría del conocimiento,
pretende atenerse a los hechos y, a partir de la observación de los mismos
comprenderlos mediante el estudio de la producción y validación del
conocimiento científico. No importa la rama del conocimiento de que se trate,
todo puede ser pasado por el ojo de la aguja de la ciencia experimental.
Lo característico de positivismo27
como método científico es la observación como base del conocimiento; proceso
científico objetivo, es decir, libre de valoraciones subjetivas, en otras
palabras, experimentación como neutralidad del sujeto; y formulación de
enunciados demostrativos, es decir, teorías e incluso leyes contrastadas. En
resumen, el método positivista, que es del tipo inductivo, empieza por la
observación, sigue con la comparación y termina con la enunciación de
proposiciones en forma de teorías y leyes.
Es posible entonces tratar de conceptualizar el
positivismo la actitud o corriente de pensamiento filosófico-científico que trata
de explicar cómo se llega al entendimiento de cosas, partiendo de la
observación y la aplicación de un método científico experimental.
NOTAS:
1.
Mario Bunge, La
Ciencia, su método y su filosofía, cap. I, ¿Qué es la ciencia?, pág. 15.
2.
López Duran
adiciona a las características de racionalidad y objetividad la de
universalidad. Rosalío López Durán, Metodología Jurídica, pág. 13.
3.
Para el sentido de
precisión como conocimiento del entorno: López Durán, op, cit. pág. 13 y ss.
4.
Mario Bunge, op,
cit. pág. 15.
5.
Giovanni Sartori,
La Política, Lógica y método en las ciencias sociales, capítulo VIII La
política cómo ciencia, en especial VIII.4 Cientificidad y no valorabilidad,
págs. 246.
6.
Para un
tratamiento de la objetividad de la ciencia, como tema controversial de las
ciencias sociales: Beauregard González, El concepto de objetividad en las
Ciencias Sociales y la Administración Pública en Revista de Administración
Pública, IIJ-UNAM, número 53, pág. 303 a 317. Consultable en: http://www.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/rap/cont/53/pr/pr16.pdf Fecha de
consulta mayo 11 de 2013.
7.
Op. cit., págs. 248
y ss.
8.
Ibídem, pág. 252.
9.
Ibíd. Pág. 253.
10.
Id.
11.
Rolando Tamayo,
op. cit. pág. 75.
12.
Francisco
Covarrubias, El Carácter Relativo de la Objetividad Científica, Cinta de
Moebio, Revista de Epistemología de Ciencias Sociales, Nº 28 - Marzo – 2007,Centro
Interdisciplinario de Investigación para el Desarrollo Integral Regional,
Unidad Michoacán del Instituto Politécnico Nacional, consultable en: http://www.facso.uchile.cl/publicaciones/moebio/28/covarrubias.pdf. Facha de consulta mayo 11 de 2013.
13.
Ibídem.
14.
Sartori, op. cit.
pág. 253.
15.
Max Weber. El
político y el científico, La ciencia como vocación. Versión electrónica
publicada en: http://www.hacer.org/pdf/WEBER.pdf, (fecha de consulta mayo 13 de 2013) Pág. 51. Un buen
análisis sobre la postura de Weber respecto a la ciencia libre de valores, se
encuentra en: EL SIGNIFICADO DE LA “CIENCIA LIBRE DE VALORES” EN LA SOCIOLOGÍA
COMPRENSIVA DE MAX WEBER, autoría de Julián Sauquillo Universidad Autónoma de
Madrid, consultable en: http://ocw.innova.uned.es/ocwuniversia/filosofia/filosofia-de-las-ciencias-sociales/bibliografia-1/SauquilloWeber.pdf MAyo 13 de 2013.
16.
Bunge, op. cit.
pág. 10.
17.
El entre
paréntesis es del autor de este trabajo, si incluye como un facilitador de la
lectura y comprensión de las citas textuales.
18.
Aristóteles en la
Analytica Posteriora, citado por Rolando Tamayo y Salmorán, en Racionamiento y
Argumentación Jurídica, El
paradigma de la
racionalidad y la
ciencia del derecho,
pág. 80.
19.
López Durán, op.
cit. pág. 166.
20.
Ibídem, pág. 167.
21.
Mario Bunge, La
Ciencia, su método y su filosofía, cap. II, ¿Cuál es el método de la ciencia?,
pág. 50.
22.
Ibídem, pág. 51.
23.
López Durán, op.
cit. pág. 124.
24.
Ibídem, pág. 126.
25.
Ibíd. 175.
26.
Universidad de
Barcelona, Cuadernos Críticos de Geografía Humana, Año IV. Número: 19, Enero de 1979. Interesante
postura la del maestro catalán Carlos-Ulises Moulines, para quien “los orígenes históricos de la filosofía positivista de la ciencia
deben buscarse no en el supuesto fundador del positivismo como sistema filosófico,
Auguste Comte, sino en los trabajos de investigación de fundamentos de las
ciencias empíricas (especialmente de la mecánica) emprendidos antes y sobre
todo después de Comte.” Consultable en: http://www.ub.edu/geocrit/geo19.htm, fecha de consulta mayo 17 de 2013.
27.
El paradigma
positivista y la concepción dialéctica del conocimiento, Luis Gerardo Meza
Cascante, Escuela de Matemática, Instituto Tecnológico de Costa Rica. Consultable
en: http://www.tec-digital.itcr.ac.cr/revistamatematica/ContribucionesV4n22003/meza/pag1.html, fecha de consulta mayo 17 de 2013.
BIBLIOGRAFÍA:
-
Easton, David.
Esquema para el análisis político. Amorrortu editores. Buenos Aires, 1982.
-
López Durán,
Rosalío. Metodología Jurídica. IURE Editores, México. 2002.
-
Mario Bunge, La
Ciencia, su método y su filosofía, cap. I, ¿Qué es la ciencia?, Serie de
ensayos publicados en: http://www.aristidesvara.net/pgnWeb/metodologia/metodo_cientifico/naturaleza_metodo/bunge_libro_aristidesvara.pdf
-
Sartori,
Giovanni. La Política, Lógica y método en las ciencias sociales. Trad. Marcos
Lara. Fondo de Cultura Económica. Primera reimpresión a la tercera edición en
español. México. 1993.
-
Tamayo y
Salmorán, Rolando. Racionamiento y Argumentación Jurídica,
El paradigma de
la racionalidad y
la ciencia del
derecho, Capítulo III.
IIJ-UNAM, México 2003.
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