SERIE DE APUNTES SOBRE DIVERSOS TEMAS DEL DERECHO Y LA POLÍTICA, APUNTES QUE SIN PRETENSIÓN ALGUNA ABORDAN VARIADOS TÓPICOS

Abelardo González Zamudio

miércoles, 30 de noviembre de 2011

LEER PARA PENSAR, ENTONCES EXISTIR

Entre tener más democracia y ser mejor democracia la diferencia no es sólo de términos, es también, pero sobre todo, sustancial. 

Las aspiraciones de una comunidad dirigidas a acrecentar la participación política, es decir, el número de quienes detentan el derecho de decidir sobre el destino político de aquella, parece encontrarse acotado a dos vías: por un lado la disminución de la edad mínima de participación en la res pública, y por el otro, la revisión del requisito de ciudadanía/nacionalidad como el elemento legitimador de tal derecho.

En el ámbito de mejora cualitativa de la democracia el camino tiene múltiples bifurcaciones, baste señalar que que allí donde los detentadores del derecho democrático de decisión sobre el destino político de la comunidad, pueden elegir libre y competitivamente a quien o quienes deberán tomar las decisiones de alcance general, pero no pueden revocar tal elección, el camino por el que debe transitar la aspiración de mejora de su democracia es largo y arduo.

En términos cuantitativos la revista Letras Libres ha publicado un artículo que pone en la mesa de discusión la pretendida vía de acrecentar la participación concediendo el derecho de voto a los residentes, la base de legitimidad de tal propuesta es el principio de que quienes contribuyen a una sociedad y viven bajo sus leyes, deben tener el derecho a participar en la toma de decisiones válidas para todos los miembros de la misma.

La propuesta invita a mudar el principio legitimador del derecho a la participación, tal mudanza significa dejar de lado la consideración de que el vínculo de nacionalidad, que si bien no es el único, si es el de mayor significancia en la relación individuo-comunidad política.



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