Manuel
Oyarzún Pérez, escribió: • Ortega dice en su
texto "La Revolución de las Masas" que el mejor sistema de gobierno
es la Aristocracia, porque ciertamente son los mejores de los individuos de
cada nación los que deben ejercer el poder y administrar dicha nación para que
ella progrese y se desarrolle realmente. Pero aclara, para que ningún arribista
o desclasado se suba por el chorro y piense que "aristocracia" denota
a una cierta minoría que por el pigmento y apariencia física, el apellido o es
estatus socioeconómico tiene cierto derecho "natural" a gozar de
privilegios y prebendas, sino que el término alude a los que son los mejores
ciudadanos, responsables, comprometidos con el desarrollo armónico de su
comunidad, preocupados de su realidad nacional y que están en la lucha por las
conquistas de una vida mejor para todos. Y remata señalando que en la sociedad
humana hay dos tipos de hombres: los egregios, que son la minoría selecta, que
se exigen a sí mismos, y están en constante crítica y análisis de sí mismos para
darse una existencia auténtica que sea un aporte al progreso de su sociedad; y
los hombres-masa, que son aquellos individuos adocenados, repetidos por
millones hasta el tedio, que hablan como les dicen que hay que hablar, lo que
hay que hablar y cómo, sin cuestionarse mayormente, piensan lo que hay que
pensar y actúan como hay que actuar y están cómodos en su vida inauténtica.
Entonces, ¿entre cuales buscaremos acuerdos y consensos para avanzar en el tema
de los Human Rights?
El mismo Manuel Oyarzún
Pérez, reiteró: Ortega, pensador hispano, profundo y prolífico decía en su
"Revolución de las masas" que el mejor sistema de gobierno era la
aristocracia y añadía a continuación que no se refería a un grupo privilegiado
de la sociedad humana cuyas prebendas se fundaban en títulos nobiliarios de
dudosa legitimidad sino, como la etimología del término claramente lo afirma,
en el gobierno de los mejores que no otra cosa significa "aristos".
Mejores ciudadanos, honrados, solidarios, sensibles, comprometidos con el
desarrollo y progreso de la comunidad entera y éstos sujetos egregios no
pertenecen a un estrato socioeconómico determinado y excluyente sino que se
encuentran difusos en todo el cuerpo social, tanto en los sectores de clase
alta como en los de clase media y baja. Porque dos tipos de hombres hay: las
minorías selectas, formadas por individuos que se autoexigen, se esfuerzan por
llevar una existencia auténtica, siguiendo los propios dictados de su
consciencia, buscando la verdad, la justicia, la convivencia, aunque ello
signifique persecución, cárcel o muerte en el peor de los casos. Y junto a
ellos la masa integrada por los hombres adocenados que dicen, actúan y piensan
lo que se les indica por diversos medios que digan, actúen y piensen. Si
buscamos, pues, el pluralismo y los consensos ente éstos últimos estamos
posibilitando que gobiernen los que están para ser gobernados, invirtiendo el
orden ideal.
En busca de generar el debate público, punto nodal de la
democracia, he expresado:
Lo opuesto a la aristocracia, es la oligarquía, no la
democracia. Ambas comparten en su esencia ser el gobierno "de los
pocos"; difieren en que la aristocracia puede ser concebida como el
gobierno de "los pocos, mejores, y para beneficio de los más", la
oligarquía, en cambio, como el gobierno "de los pocos, mejores o peores,
en beneficio de los menos, incluido, claro, el propio".
Ese es, salvado el velo de la vestidura electoral que aparenta
una democracia, el gobierno que tenemos en Latinoamérica, "el de los
pocos". Nuestros gobiernos son en algunos casos más cercanos a la
aristocracia, en otros (casi en todos) más cercanos a la oligarquía, o qué si
no, es un gobierno en que las cúpulas partidistas se ponen de acuerdo para
sacar, o no sacar, reformas legales, dependiendo de los costos electorales o
políticos que les impliquen.
Cuando hablo de democracia me refiero simple y sencillamente a
la forma de tomar las decisiones fundamentales, entre las que se incluyen,
necesariamente, quien o quienes van a
tomar las decisiones obligatorias para todos los miembros de un colectivo dado,
la respuesta a ese quién, es, claro,
un resultado aristocrático u oligárquico, ello porque no todos podemos ser llamados
día a día a decidir. ¿Dónde queda entonces la democracia? No en el ejercicio de
votar para elegir al sujeto gobernante (individual o colectivo), eso por sí
sólo no es democracia, ello es sólo uno de los que he llamado operadores
democráticos. Junto a las elecciones libres, la democracia reclama la
instauración de otros operadores: Referéndum, Plebiscito, Revocación de mandato
(si te elijo debo poder quitarte), Transparencia y rendición de cuentas, etc.,
operadores en los que coexisten, y por medio de los cuales funcionan los tres
elementos esenciales de la democracia, a saber, la participación, el debate
público y el consenso.
Ahora bien, la referencia a aquellos que no son "los
mejores", como "hombres
adocenados que dicen, actúan y piensan lo que se les indica por diversos medios
que digan, actúen y piensen. Si buscamos, pues, el pluralismo y los consensos
ente éstos últimos estamos posibilitando que gobiernen los que están para ser
gobernados, invirtiendo el orden ideal."(1) provoca aclarar que el
consenso democrático no implica que gobiernen esos hombres que llaman
"adocenados", el consenso democrático implica que participen en la
formación y toma de decisiones, incluida, claro está "quien
gobierna", pero también "cómo gobierna". ¿Manipulables? sí, en
el apoyo, pero también en la protesta, y una de las batallas democráticas es,
precisamente, contra el ya famoso "homo videns" sartoriano.
A ésta altura vale la pregunta: ¿a dónde vamos con todo esto?, pero
vale igual responder: la pregunta no es por el "a dónde vamos", la
pregunta debe ser por: ¿qué vamos a hacer?, porque habrá acuerdo en el sentido de
que la aristocracia y oligarquía actual no gobierna para los más, no gobierna
para los ciudadanos que día a día, salimos a rifárnosla a la calle, a trabajar
y buscar un mayor bienestar propio y de nuestras familias, no gobiernas para
nosotros. Habrá acuerdo en que esa masa amorfa que constituimos "los
más" y que no somos "aristócratas oligárquicos", políticos, es
su nombre de pila, sabemos tomar decisiones, que de hecho, nos la pasamos todos
el día, toda la vida, tomando decisiones, y que, en función no de ello, sino
por ello, podemos, estamos capacitados, para tomar las decisiones básicas del
consenso democrático.
Termino, la democracia implica, porque es uno de sus elementos
esenciales, el debate público, y sólo en la medida de que hagamos de éste una
cultura podremos a aspirar a una verdadera democracia, que por lo demás, no
tiene obligación, porque no es su campo de acción, el erradicar pobreza,
distribuir riqueza, generar crecimiento, eso es materia, trabajo, de la
economía. La democracia es simplemente un método, un arte digo yo, de tomar las
decisiones de gobierno, el endilgarle tareas que no le corresponden, y que por
tanto no sabe resolver, es erosionar la idea que sobre ella tenemos, es
dictarle sentencia de muerte y abrir el camino para edificar gobiernos sin la
participación de la mayoría.